El tipo de juego que comienza es tan increíble, que cuando pensamos en “jugar” se nos viene a la mente lo que sucede en en esta etapa. La experiencia lúdica se complejiza y da lugar a la aparición del juego simbólico, ese juego tan característico de la infancia, donde todo puede transformarse en todo y no hay límite a la creatividad.
El espacio de juego se enriquece con elementos de la vida diaria, que se transforman de forma continua y permiten inventar un sinfín de historias y escenarios, inventados o que representen la realidad.
Las casitas son una excelente opción en este momento, ya que les permiten ensayar distintos roles que observan en su vida diaria, tomar decisiones y practicar a “ser adultos”. A través de este juego pueden procesar situaciones que han vivido, repitiéndolas hasta integrarlas, siendo sumamente beneficioso para ellos.
Grandes aliados para complementar este juego, son las pegdolls. Estos particulares muñecos de madera, sin rostro, habilitan a que el niño o la niña “complete” la expresión del personaje en su mente. Pueden estar riendo, llorando, dormidos, lo que deseen, así como pueden ser bebés, personas adultas, superhéroes o lo que la historia que han inventado requiera.
Hacia el final de este período, los mini mundos son una gran oportunidad de juego infinito. Consiste en escenarios de juego, que puede armar el niño o la niña con materiales que tenga a su alcance o que podemos presentar nosotros para que jueguen de forma libre. Casas, Sylvannian, los animales de safari (la calidad y el realismo de estos animales es impactante), asi como los safaritoobs, permiten desarrollar miles de juegos diferentes donde inventar historias, poner a prueba hipótesis, apropiarse del mundo y crear sus propia realidad.
El juego es el vehículo del aprendizaje y en estos escenarios inventados, aparecerán dudas, ideas brillantes y se propiciarán aprendizajes significativos. Nuestro rol es siempre acompañar el juego, seleccionar los juguetes pertinentes para cada edad y generar el entorno seguro que les permita vivir ese tiempo de jugar en total libertad.
Con el auge del juego simbólico, todo lo que les permita asumir distintos roles, será una gran oportunidad de juego; personajes, disfraces, pinturas, herramientas o materiales propios de las profesiones, etc.
También en este período, por el desarrollo motriz que han alcanzado, los juguetes de construcción son grandes aliados. Desde un poco antes de los dos años, podemos ofrecer bloques como los de Poly M, adecuados por su tamaño a esta edad. Otra opción interesante son los imanix y los tegu, podrán acompañarlos por muchos años, por lo que resultan una buena inversión. Permiten combinarse y crear casas, autos, caminos, establos…o lo que se les ocurra.
La construcción hace que tengan que pasar a la realidad sus ideas, busquen caminos de resolución y finalmente lo plasmen en un objeto tangible, por eso es tan importante, más allá del desarrollo motriz. Ponen en juego el pensamiento científico, así como habilidades lógico matemáticas, muy necesarias para la vida y futuros aprendizajes.
En esta misma línea, es interesante habilitar el juego que les permita hacer trasvases (pasar cosas de un recipiente a la otro: primero sólidos grandes, luego más pequeños y también agua). El medio líquido les fascina y les permite experimentar de forma abierta.
Si hablamos de desarrollo motriz, un must infalible de esta etapa son los stickers. Despegarlos y pegarlos les encanta y también les permitirán crear historias.
En la medida que van superando la fase oral (etapa en la que se llevan todo a la boca), podemos ir presentando nuevos materiales que favorezcan lo sensorial y creativo; témperas, vinílicas, rodillos y esponjas, pinturas metalizadas, arena kinética, etc.
Para el juego en el exterior pueden disfrutar de una cometa para los días donde el viento acompañe, así como de una chivita, incluso para trasladarse hacia lugares que vayamos caminando.
Si bien nos pueden parecer pequeños, hoy en día existen juegos de mesa especialmente creados para estas edades. Los de djeco, permiten jugar sin saber siquiera contar (utilizan un dado de colores). Son una hermosa manera de introducirlos en este mundo de los juegos de caja (especialmente para jugar con hermanos un poco mayores o en familia), al igual que los puzles de dos piezas, que permiten emparejar (trabajando la memoria y las relaciones lógicas), o los juegos de memoria.
A muchos peques les comienza a gustar disfrazarse, la pinturas para rostro son el complemento ideal para transformar cualquier elemento que se coloquen, en un disfraz completo.
Cuando hablamos de enriquecer el juego, los elementos desestructurados, como el arcoiris waldorf pueden ganar protagonismo, convirtiéndose en miles de objetos diferentes: un teléfono para llamar a mamá, un subibaja de muñecos, la cunita de un bebé, el puente para los autos… la imaginación no tiene límites.
Les encanta tener “su espacio propio” (debido a la gran autonomía que van ganando), su guarida o espacio personal, por lo que una carpa o casita es un juguete ideal, especialmente las que tienen un buen tamaño y le permitirán aprovecharlas por mucho tiempo más.
Este texto fue creado por Dani para Bichuna. Espero te haya gustado y sido de utilidad.
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